lunes, 16 de enero de 2012

De obeliscos y de glaciares II

Y este ahogo... Este sumirse más allá de la garúa en Corrientes y Maipú. Esta angustia sin derecho, sin causa, porque ayer seguías tan lejos como hoy y yo bien. Este extrañarte que solamente hoy duele adentro, perfora lo que encuentra y su vuelve bíblico tumor. Y saber que no importa, que me amás y me esperás pero que hoy no voy a mirarte (y ayer tampoco y sin embargo...). Se hace tan difícil no poder tenerte cuando Maipú y Corrientes y garúa, cuando me lloran los ojos de tanto mirarte estático en una película kodacolor, me llora el cansancio de buscarte en todas las esquinas de lo que no me pertenece. Porque hoy todo es tan poco auténtico, tan del lado de afuera del bolsillo y sin embargo...
Hoy es tan triste; a la hora de la amnesia, sólo vale tu recuerdo; a la hora del fracaso, sólo tu redención. A la hora maldita de la maldita nostalgia, sólo tu presencia, tu maldita presencia que no está.

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