lunes, 16 de enero de 2012

Andamiaje de palabras.

ANDAMIAJE DE PALABRAS
La literatura como salto al vacío, como riesgo, azar o enigma.
La literatura como praxis vital, como Crisólogo Larralde o kilo de kiwi.
La literatura como acertijo insondable, como combinación cambiante de letras o esquemas, jeroglíficos avatares que devienen en poesía.
La literatura como psicofármaco o estimulante de venta libre, como adicción y camino de ida.
La literatura como puta vieja, también, de boca en boca, reposando su esencia en la ajenidad de la melancolía.
La literatura como escudo o resguardo, como póster adolescente en la cara interna del placard.
La literatura como hermana mayor a quien faltarle el respeto para decidirnos a ser quienes somos.
La literatura como entretenimiento onanista, como íntimo recurso de amparo.
La literatura como dios unívoco y universal, como altar y demonio, mística demiurga.
La literatura desliteraturizada, materia prima efervescente.
Literatura al ajillo, al escabeche, a la provenzal, con y sin gas, la literatura en la mesa.
La literatura como tierra fértil hermafrodita que se autofecunda, reproduciéndose hasta crear al mundo.
¿Cómo no tratar de rozarla?
A mí me dijeron que cuando la tocás,
                                            ARDE.

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