Pienso en ese río que nombra, que
lleva todo el agua de las montañas, que corre rápido por la pampa y va
perdiendo ese color azul-andino que tiene donde arranca. Ese río que carga
cincuenta y un metros cúbicos por segundo de agua clara que baja por los
caminos que derrite la nieve en las montañas. Ese río donde nadas tranquilo,
donde nada es tranquilo, casi pareciera que loco loco estas nadando vestido
entre las ramas, casi parece que se te enredan las rastas con la corriente,
casi parece que no pasa nada. Acá estoy, frente a una computadora prestada, a
ocho mil seiscientos trece kilómetros del río en el que hagamos de cuenta
saltaste porque quisiste, porque nadie te corría entre las matas, porque nadie
te disparó por la espalda, porque nadie te llevó a ahogarte o a morirte solo en
el agua. Agua, agua, agua, agua que baja por las montañas, agua que se lleva el
río, agua que llega al Atlántico y quizá se mezcla con el Pacífico, quizá, quién
te dice, Santiago, quizá llegue acá desde yo te escribo y te llamo porque tu
herida me sangra.
Nos tocó nacer en un país triste, en
un país pobre que esconde sus muertos en el agua. Te siento tan parte de mí, yo
también besé las benditas rutas, yo también salté las vías, yo también abracé
tus causas. Te siento tan cerca de mí, yo también amé las montañas, yo también
elegí los lagos, los ríos, las araucarias. Nos tocó, a vos y a mí, nacer en un
país triste, tan triste, Santiago, te digo desde acá lejos cuando tu muerte me
mata.
Tu muerte me mata un poco, pero
también me enseña distancias. Tu muerte me abre los ojos, ya no hay refugio de
los que matan. Tu muerte me duele profundo, tu muerte me rompe del grupo, tu
muerte me aleja y me avisa, ya no hay refugio en las montañas. Ya no hay lugar
seguro, lago que brilla en donde no pasa nada. No quiero volver, Santiago, me
duele tu muerte y me aparta, no quiero volver a lo triste, al pobre país que
esconde sus muertos en el agua.
Dana
19-10-17 acá, 18-10-17 allá, escindida
en espacio,
tiempo
lengua
and sorrow.