viernes, 6 de julio de 2012

Frida


Frida Kahlo, "Mi nacimiento", 1932. Óleo sobre metal.


Un grito que empuja otro grito que bebe de cántaros que deja salir más sangre en la cama
Un desgarro de entrañas que pierden caricias de manos cansadas, un niño que aguarda
La piel se desgrana, se rompe, una sangre que mana y que mana.
Un agua que estalla que quiebra caminos que cruzan la calma que ensucia la sábana
Un alarido que apaga la llama que nada detiene, corona que asoma, castaña y macabra
La sangre que mana, una espalda rosada, un suplicio que abrasa la madrugada cansada
Un aullido que rasga la entrada, dos pies como alas que quiebran la noche, de plantas rosadas.
Una mujer que yace.
                                                            Un niño que clama.
                                                                                                              Uno por uno, nada.